Me llamó Isabel diciéndome que tenía una lámpara que pertenecía a su madre y que se había caído. Cuando vi la lámpara, estaba muy torcida, abollada y muchos cristales rajados y rotos.
Marqué las piezas a sustituir y las fui quitando de su lugar despacio para no romper el resto. Algunas piezas que estaban enteras, se soltaban al quitar el estaño de las piezas que las rodeaban.
Como se ve en la foto, (tenía una pinta horrible sin las piezas) tuve que sustituir bastantes piezas, incluso algunas que estaban enteras y se soltaron, tuve que numerarlas, limpiarlas, encobrarlas para poder soldarlas después.
Y tras buscar y localizar los cristales exactamente iguales, cortarlos a la medida, pulirlos, encobrarlos y su posterior estañado, solo quedaba darle la pátina negra y su aceite de terminación. Et voila!!!
Gracias Isabel por el voto de confianza y por la paciencia...pero ha merecido la pena (creo).
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